Para la mayoría de los visitantes, ir al Delta del Paraná implica subirse a una de sus lanchas colectivas, una especie de autobuses acuáticos que transportan a los pasajeros por los canales, parando en restaurantes, hoteles, clubes e incluso en el museo. Son los equivalentes de los autobuses urbanos, con rutas regulares por las avenidas.
Para aquellos que busquen canales pintorescos, hay que decir que el río Paraná tiene mejores opciones. En el laberinto de canales tranquilos y poco profundos, bordeados por una densa vegetación, donde los isleños de la zona tienen sus escondites y granjas, la pesca y la vida salvaje abundan, y las barcas de fondo plano y los kayaks son la mejor manera de moverse por la zona. La otra opción, para los que tengan la habilidad y los contactos, son los botes de remo que los clubes locales usan para el entrenamiento. Si se aventura en los grandes canales, como el Paraná de las Palmas, esté atento a las grandes olas que producen los cargueros y otros barcos de gran calado que navegan arriba y abajo por el río.
ISLA MARTÍN GARCÍA
Más allá del Delta, el canal principal del Río de la Plata es ya mar abierto, excepto por la Isla Martín García, un enclave rocoso del Precámbrico de soberanía argentina que dista del territorio uruguayo sólo a 3 Km. Su superficie actual es de 168 hectáreas. Debido a la acumulación de los sedimentos arrastrados por los ríos Uruguay y Paraná, la isla crece con el paso del tiempo.
Se puede llegar en una lancha rápida desde Tigre, y es un punto de valor tanto natural como histórico, con una vegetación exuberante y un rico legado que se inició tras su avistamiento por parte de Juan Díaz de Solís en 1516. En la época colonial, España y Portugal se disputaban la soberanía de la isla. Desde 1814, cuando el almirante irlandés Guillermo Brown la reclamó para la Confederación Argentina, ha sido una base naval, un centro de cuarentena, un centro penitenciario, una cárcel para presos políticos y un campo de detención para prisioneros de guerra alemanes. Cuatro presidentes argentinos han sido confinados en la isla: Hipólito Yrigoyen (1930), Marcelo T. de Alvear (1932), Juan Domingo Perón (1945) y Arturo Frondizi (1962). Hoy es un centro de reinserción para prisioneros no violentos.
Una vez hubo aquí hasta 4500 residentes, pero en la actualidad sólo quedan unos 150. La mayor parte de la isla es ahora una reserva natural con bosques de ceibos, acacias y otras especies. Alberga más de 250 especies de aves, como colibríes, periquitos, cormoranes, cigüeñas y búhos. Ocasionalmente pueden verse en la costa carpinchos y yacarés.
El punto de entrada es la Plaza Guillermo Brown, de preciosos diseños. Entre los emplazamientos para armas oxidados y los cuartele que se derrumban está el extraño Cine-Teatro General Urquiza, con una fachada de círculos simétricos, situada entre 3 columnas estriadas, con detalles dorados de estilo rococó. El cercano Museo de la Isla alberga restos de naufragios así como objetos relacionados con algún detenido, como el aseo inglés de Alvear. Un faro abandonado es el punto más alto de la isla, y un cementerio alberga a los muertos por una epidemia de hace un siglo.
Otro lugar destacado es la Panadería Rocío, de 1913, famosa por sus pasteles de frutas. Hacia el noroeste, la mayoría de los habitantes vivían en casa de madera que ahora se pudren en el Barrio Chino, cerca del Puerto Viejo, hoy abandonado. Éste es el mejor sitio para contemplar la vida salvaje.
El lugar cuenta con camping para alojarse, visitas guiadas a los lugares históricos. Se puede practicar diferentes deportes acuáticos, la pesca, etc.
Para más información puede consultar en Facebook: Camping Isla Martín García y Asociación Amigos de Isla Martín García.
Fuente: Libro del Viajero - Argentina - National Geographic - Guía Turística - Mayo 2011
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