Los años que corren entre 1940 y 1949 se dividen tajantemente en 1943, cuando el régimen fraudulento de Ramón Castillo se derrumba frente al avance de la guarnición militar de Campo de Mayo. A partir de ese momento, el gobierno de facto ejercido sucesivamente por los generales Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro Farrell siguen una conducta errática, condicionada por el curso de la Segunda Guerra Mundial, y carente de un contenido ideológico definido salvo, en los primeros meses, por el que se imprime un grupo nacionalista y católico que pronto será defenestrado.
Lo único coherente dentro del gobierno militar es la acción que lleva a cabo desde la Secretaría de Trabajo y Previsión un joven Coronel Juan Domingo Perón, que otorga aumentos de sueldos a los trabajadores, dicta "estatutos" para diversos gremios y barre a los sindicatos comunistas y socialistas para crear un su reemplazo otros que le son adictos.
Retrato de Juan Domingo Perón |
Perón consideraba que el objetivo esencial de la Revolución debía ser el de introducir una nueva legislación social y atraer al movimiento gremial hacia la órbita del Estado. Había dos razones fundamentales para ellos: primero, prevenir la revolución social, que estimaba más que probable al término de la guerra; luego, dar al nuevo régimen la base social de masas sin la cual jamás podría consolidarse. Perón concebía a la sociedad como un todo orgánico. En ese contexto, la única forma de garantizar la unidad y la armonía de la nación, y de integrar a las masas apartándolas de ideologías defenidas como "antiargentinas" -tales como el comunismo-, era instaurar una política que restableciera las relaciones entre las clases sociales y que reconociera a los obreros lo que desde hacía tiempo reclamaban en vano.
Para Perón lo que se debía hacer era atraer, unir, organizar y nacionalizar al movimiento obrero, para así integrarlo a la Revolución. Creía que el Estado debía intervenir como mediador entre las relaciones entre el capital y el trabajo, de forma que funcionara como un reaseguro contra el peligro de una agudización de la lucha de clases. Este convencimiento fue el que lo impulsó a alejarse de las medidas represivas del gobierno militar y a iniciar contactos con dirigentes de los principales gremios.
Esta situación se mantuvo hasta el momento en el que Perón fue obligado a renunciar a sus cargos y detenido por sus rivales dentro del Ejército, en 1945. En tales circunstancias, los dirigentes obreros y una multitud de trabajadores salieron en defensa de Perón y sus políticas.
El coronel Eduardo Avalos, que estaba al frente del operativo para sacar a Perón del poder, fue designado ministro de Guerra y Juan Fentanes, secretario de Trabajo. Los trabajadores se enteraron muy pronto de que Fentanes no tenía intenciones de preservar las políticas sociales puestas en vigencias por su antecesor y comenzaron a organizarse para defender sus derechos. Perón fue detenido y enviado a la Isla Martín García. Frente a estos acontecimientos, la CGT convocó a un plenario, para discutir qué hacer. Finalmente la CGT convocó a una huelga general para el 18 de octubre. Pero las movilizaciones populares se adelantaron a la resolución de la central obrera.
17 de octubre de 1945 - Foto que se conoce como: "Las Patas" |
El 17 de octubre, desde temprano, en los alrededores de Buenos Aires los seguidores de Perón comenzaron a salir a la calle para reclamar; explicitamente, por la libertad de su líder. Esto también ocurrió en: Avellaneda, Lomas de Zamora, Valentín Alsina, La Plata, Ensenada y Berisso.
Los trabajadores se apropiaron del espacio público de Buenos Aires en un marco que tuvo mucho de festivo -hubo disfraces, bailes y bebidas- y que también tuvo ataques, mediante apedreamientos e intentos de incendio, a símbolos del poder económico y social tales como los edificios de algunos periódicos y clubes de élite.
El apoyo popular recibido en la Plaza le dio a Perón un poder de negociación. Pudo nombrar a su leal colaborador Domingo Mercante al frente de la Secretaría de Trabajo y Previsión e influir en la designación de funcionarios afines al gabinete.
Estampilla de Correo que conmemora el 17 de octubre de 1945 |
El acuerdo era claro: Perón no volvería al gobierno porque se dedicaría a la campaña electoral pero la conformación del nuevo elenco de funcionarios estaría a su cargo. De todos modos, Perón se encontró en la situación paradójica de ser un candidato indiscutido a la Presidencia sin contar con el respaldo de ningún partido político. Esto lo llevó a tratar de organizar institucionalmente a sus seguidores. En poco tiempo, logró el apoyo del Partido Laborista, organizado por Reyes y Luis Gay, de un sector de radicalismo y de otros grupos menores. Esta coalición lo llevaría al gobierno. Una vez en el poder, Perón creó el Partido Peronista.
Bibliografía:
- John A. Garraty y otros - El Gran Libro del Siglo (Our Times) - Turner Publishing, Inc., and Century Book, Inc. - Atlanta , Georgia, EEUU. 1995.
- José Antonio Alemán - Historia de las elecciones Argentinas (Perón: una elección polarizada. 1946) 1a ed. - Arte Gráfico Editorial Argentina - Buenos Aires - 2011.
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